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Kepa Bilbao
(Del libro La modernidad en la encrucijada. La crisis del pensamiento utópico en el siglo XX: el marxismo de Marx, Gakoa, Donostia, 1997)

1.4.-¿Engels contra Marx?

Tras la muerte de Marx, en 1883, Engels pasó la mayor parte de su tiempo preparando para su edición y publicando los volumenes II y III de El Capital en 1885 y 1894.También participó activamente en la formación de la II Internacional. Cuando murió de cáncer acababa de iniciar los trabajos sobre el IV volumen de El Capital ( publicado después por kautsky en 1905 con el título de Teorías de la Plusvalía).

Antes de 1914 Engels gozó de gran reputación. Fue, en mayor medida que Marx, responsable de la difusión del marxismo como concepción del mundo dentro del movimiento socialista. Sin embargo, después de 1914 y de la revolución rusa, se cuestionó más su posición. Las diferencias entre Engels y Marx fueron objeto de disputa en los marxismos posteriores. Engels se convierte así, en el responsable de la vulgarización del marxismo, y de sus formulaciones mas deterministas, economicistas o cientifistas. A veces, se alienta también la contraposición entre un Engels reformista y un Marx radical. Gouldner, sostiene la opinión de que con esa contraposición se intenta en ocaciones salvar las contradicciones internas del propio Marx. (4)

Dos obras escritas por Engels, en vida de Marx, serán la prueba de las mayores acusaciones. Las observaciones hechas por Engels en la Dialéctica de la Naturaleza, como señala Kolakowski, fueron hechas en el contexto de la ciencia y la matemática de su tiempo, y muchas de ellas están hoy desfasadas: «Pero las líneas generales de su pensamiento -naturalismo, conocimiento como reflejo de la realidad, relatividad del conocimiento, dialéctica de la naturaleza- fueron adoptados por los marxistas posteriores y considerados, especialmente por los rusos (Plekhanov, Lenin),como la filosofía por excelencia». (5)

En todo caso, hay que decir que Marx siguió atentamente los trabajos de Engels y los elogió repetidamente ( cartas a W.Liebknecht, 7 octubre de 1876 y a W. Blos, 10 de noviembre de 1877).

Idéntico problema suscitaría el libro de Engels La subversión de la ciencia por el señor Eugen Dühring, publicado en 1877 y 1878. Era la primera exposición de conjunto de la concepción comunista del mundo iniciada por Marx. Su importancia fue tan grande para el movimiento obrero que se le considera la obra fundacional del marxismo. Lo expuso claramente D. Riazanov: «Fue a través de ésta obra como la joven generación que inició su militancia hacia 1876-1880 aprendió lo que era el socialismo científico, sus principios filosóficos y su método. El Anti-Dühring es la mejor introducción al estudio de El Capital (…) Hay que reconocer que ningún libro, después de El Capital, ha hecho tanto como el Anti-Dühring en favor de la difusión del marxismo en tanto que método y concepción del mundo. Todos los jóvenes marxistas ( Bernstein, Kautsky, Plejánov) que hicieron sus primeras armas entre 1880 y 1885 se formaron a partir de ésta obra». (6)

Marx alentó la crítica a Dühring, en la que llegó a participar (el capítulo X de la segunda edición del libro es obra suya).

«Para hacer del socialismo una ciencia», se lee en el capítulo I de la Introducción, «había que empezar por ponerlo sobre un suelo real». Esto lleva a Engels a intentar una exposición de la concepción del mundo llamada a fundar el socialismo científico.

La fuente competente más seria de la concepción de Engels como el primer revisionista y vulgarizador del pensamiento de Marx es la obra de George Lichtheim, Marxismo, en la que sostiene que: «el socialismo, tal como lo entendieron Engels y quienes siguieron su dirección, fue sobre todo científico… Los escritos posteriores de Engels, principalmente Socialismo utópico y socialismo científico, son un verdadero compendio de la nueva concepción positivista del mundo… Marx llegó gradualmente a adoptar un punto de vista que, en algunos aspectos, se asemejaba al cientifismo de la época, pero nunca cedió a la tentación de reformular totalmente su doctrina en términos evolutivo-materialistas. Engels no experimentó tal inhibición (…) La posterior tendencia al positivismo y el cientifismo -acelerada después de su muerte, y formalizada por Karl Kautsky, a su vez, después de la desaparición de Engels (1895 – fue más allá de todo lo que Marx pueda haber pensado». (7)

Gouldner está de acuerdo con Lichtheim en la idea -expresada anteriormente por Karl Korsch- de que Engels «no hizo más que acentuar una tendencia que ya estaba presente en Marx», pero discrepa con las especulaciones de Lichtheim sobre lo que Marx habría pensado y añade: «¿Cómo puede nadie saber lo que Marx habría pensado si hubiese vivido doce años más, como Engels, y no hubiera muerto en 1883?».(8) Gouldner sostiene que Marx nunca abandonó su prisión entre los dos cuernos de su peculiar dilema, determinismo/voluntarismo. Esto es, que nunca resolvió dicha contradicción.

Es verdad que Engels concibió el pensamiento de Marx como un saber sistemático y que con él comenzó la tradición de codificar el pensamiento de Marx en un sistema total que prometía respuestas a todas las cuestiones de filosofía, de ciencias naturales y ciencias sociales. Pero como señala Sacristán: «Engels no puede considerarse responsable de que cierta inveterada beatería insista en considerar su modesto manual divulgador como una enciclopedia del marxismo (…) La tesis -antigua, pero hoy revitalizada sobre todo por el existencialismo francés- de que hay que liberar al marxismo de un engelsismo naturalista e ingenuo, adjetivamente sobreañadido a la sabiduría social o humanista de Marx, empieza por ser históricamente falsa. La inmadurez del pensamiento dialéctico de Engels (…) se encuentra sin duda tambien en Marx. Cierto que en menor medida en la obra de Marx (…) Pero eso se debe principalmente a la división del trabajo (…) Por esa división, Marx no se ha visto en la necesidad de dar versiones generales, compendiadas y divulgadoras, de su pensamiento ( la única vez que lo ha hecho, en la Ideología alemana, ha entregado, es cierto, el manuscrito a la roedora crítica de las ratas), y así ha podido concentrarse en la elaboración de material fáctico (El Capital) y en el análisis concreto de la situación concreta (sus artículos y estudios históricos)». (9)

En todo caso, hay que decir que Marx supervisó el trabajo de Engels en el Anti-Dùhring. De ello da testimonio Engels en el prólogo a la segunda edición del libro: «Como el punto de vista aquí desarrollado ha sido en su máxima parte fundado y desarrollado por Marx, y en su mínima parte por mí, era obvio entre nosotros que esta exposición mía no podía realizarse sin ponerse en su conocimiento. Le leí el manuscrito entero antes de llevarlo a la imprenta, y el décimo capitulo de la sección sobre economía ( “De la Historia crítica”) ha sido escrito por Marx (…) Siempre fue costumbre nuestra ayudarnos recíprocamente en cuestiones cientificas especiales». (10)

Como se puede apreciar en las líneas precedentes, la voluntad de Engels como de Marx de aparecer unidos, tanto en lo teórico como en lo práctico, es evidente. Ahora bien, si lo anterior es cierto, también es verdad que Engels vivió doce años más que Marx. Tiempo en el que además de escribir El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado (1884) y Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana (1886), tuvo que salir al paso de las discusiones y vulgarizaciones que abundaban entre los jóvenes socialistas acerca, entre otras cuestiones, de la concepción de la historia. Lo que Marx hubiera opinado de todo ello es imposible saberlo. Teniendo en cuenta todo esto, diferenciar radicalmente a Engels de Marx resulta injusto y bastante dudoso históricamente.


 

(4) GOULDNER, Alvin. Los dos marxismos. Alianza Editorial, Madrid, 1983, p. 274 y ss.

(5) KOLAKOWSKI, Leszek. Las principales corrientes del marxismo I Los fundadores. Alianza Universidad, Madrid, 1985, p 398.

(6) RIAZANOV, D. Marx-Engels. Madrid, 1975, p 245.

(7) LICHTHEIM, George. Marxism. 2 Edición. Londres, Routledge-Kegan Paul, 1964, p. 35, 238 y 243.

(8) GOULDNER, Alvin. Op. Cit. p 275.

(9) SACRISTAN, Manuel. Sobre Marx y Marxismo, panfletos y materiales I. Icaria, Barcelona, 1983, p. 45-47.

(10) ENGELS, Federico. Anti-Dühring. Prólogo a la segunda edición.